HALLOWEEN (Relato en español)
No creo en Halloween. Nunca lo he
entendido y no estoy seguro de que llegue a compartir esa fiebre americana por
todo lo que rodea a esta curiosa fiesta del 31 de octubre. Mi familia y yo
vinimos a los Estados Unidos hace cinco años, cuando yo solamente tenía ocho.
En el colegio nos contaban historias de terror y nos traían caramelos. En el
barrio nos aconsejaban decorar nuestras casas y adornar la puerta principal con
todo tipo de artilugios fantasmagóricos. Tuvimos que aprender a vaciar una calabaza
y agujerearla. En fin, yo no quise parecer raro o aislarme del resto de la
clase y también formé parte de toda esa locura de disfraces, bromas, sustos e
historias de miedo. Hasta este año.
Ayer decidí que este año no iba a
celebrar Halloween. Ocurrió de forma natural. Estaba paseando cerca del lago
que rodea el pueblo y allí tomé la resolución. No sé si fue antes o después de
leer los carteles que habían puesto por todo el sendero que rodea el lago y que
anunciaban el peligro de las aguas y el lodazal que se había formado en las
primeras semanas de octubre. El caso es que se me vino esta idea a la cabeza,
como un cartel luminoso que venía a inspirarme. Halloween es una solemne
tontería. Nadie va a convencerme de que Halloween es importante. Pienso discutir
si hace falta con toda mi familia, con toda la escuela, con todo el barrio. Eso
fue lo que pensé. Me acuerdo perfectamente. Hasta recuerdo que llevaba puesta mi
camiseta del Barça y me había llevado una linterna por si se me hacía de noche
antes de lo previsto. Mis paseos pueden durar una eternidad cuando me
entretengo ordenando ideas en mi cabeza.
Cuando regresé a casa ni mi padre,
ni mi madre ni mi hermana pequeña quisieron hacerme caso. Tenía argumentos de
sobra para defender mi postura. Halloween apesta. Halloween no aporta nada. Es
absurdo que lo celebremos. No querían escucharme y yo tuve que encerrarme en mi
habitación. Por la noche, oí como mamá hablaba con papá entre susurros y ambos
salían de casa precipitadamente. Como no me habían querido dirigir la palabra y
me habían ignorado por completo, no quise saber nada del asunto. Me dormí con
la intención de esgrimir mi argumentación delante de toda la clase, del colegio
entero.
Fue decepcionante. Mi grupo de
amigos parecía no notar mi presencia y el profesor más entusiasta, el máximo
defensor de toda esta historia de Halloween hizo como que no me veía. De
pronto, sonó la alarma. Era un simulacro de incendios y todos tuvimos que salir
del edificio con nuestros profesores. Lo curioso fue que nos mandaron a todos a
nuestras casas y ese día las clases terminaron cuando estaban empezando. No
encontré a mis padres en casa y mi hermana no daba señales de vida. Paseé por
el barrio y descubrí la decoración de las casas de nuestra calle. Había
calabazas, fantasmas, niñas del exorcista columpiándose o esqueletos
balanceándose desde un gancho de la puerta. Había miembros amputados con
gotitas de sangre y más calabazas. Me irritó tanto ese espectáculo que volví a
casa.
*****
Llevo dos horas delante de la puerta
de mi casa. Está vacía. Está anocheciendo y no se oyen más que silbatos,
ladridos de perros y gente gritando el nombre de alguien, no llego a distinguir
de quién. Mi casa también está decorada y eso me está poniendo de los nervios.
Creo que voy a coger la dichosa calabaza con esa sonrisita imperfecta que ha
tenido que dibujar mi hermana y la voy a aventar hacia el bosque. Pero entonces
descubro un trozo de papel que alguien ha colgado de la puerta. En él hay una
fotografía de un chico de trece años que lleva una camiseta del Barça. Me
parece que necesito dar un paseo y digerir todo esto. Quizá me acerque otra vez
al lago. Es allí donde se aclaran mejor mis ideas. Me he incorporado
bruscamente y he oído un chasquido, como un ruido de cristal roto. Me llevo la
mano al bolsillo trasero del pantalón y saco mi vieja linterna. Está rota,
empapada y cubierta de barro.
HALLOWEEN (English version)
I do not believe in Halloween. I have never understood it and I'm not
sure I could ever share that American fever for everything that surrounds this
curious party on October 31st. My
family and I came to the United
States five years ago when I was just eight. In the school they used to tell us
horror stories and bring us a lot of candies. In
the neighborhood we were encouraged to decorate our homes and the front door
with all kinds of ghostly gadgets. It
was also the same stuff, every single year. We had to learn to empty a pumpkin
and carve it. I was forced to do it. I did not
want to seem weird. I did not want to isolate myself from the rest of the class. I promise I never had the chance to avoid that madness of disguises, jokes, scares and spooky stories. Except for this year.
It was precisely yesterday when I decided not
to celebrate Halloween. It
happened naturally. I was walking
near the pond that surrounds my small town when I resolved myself to get rid of it. Whether it was before or after reading
the posters placed throughout the trail around the pound, the signs announcing
the danger of water and mud for the first rains of October, I would never say. Anyway, this idea came to me at the
top, like a neon sign that came to inspire me. Halloween is absolute nonsense. Nobody is going to convince me that
Halloween is important. I needed
to discuss it with my family, with all the school, with the entire neighborhood. That's what I thought during my walk
in the pound. I remember it perfectly. I remember wearing my Barça shirt and
bringing with me a flashlight in case it gets dark. My walks can last an eternity when I
entertain myself ordering ideas in my head.
When I returned home neither my
father, my mother nor my little sister wanted to listen to me. I had plenty of arguments to defend my
thesis. Halloween sucks. Halloween brings nothing to us. It is absurd that we celebrate
Halloween. They did not listen to
me and I had to lock myself in my room. At
night, I heard Mom and Dad talking in whispers and the next minute both left
the house abruptly. As they had not
wanted me to say any words and I had been completely ignored, I resolved not to
guess anything about it. I was upset and
angry with them. I slept with the intention to wield my argument in front of the
whole class, the whole school, the day after. Today.
It has been disappointing this morning. My group of friends seemed not to notice
my presence and the most enthusiastic teacher, the greatest defender of all
this Halloween stuff, pretended not to see me. Suddenly, in the middle of the first period in the morning, the alarm sounded. It was a fire
drill and everyone had to leave the building with our teachers. The funny thing was that they sent us
all to our homes and the school day ended when classes were starting. I have not found my parents and my
sister at home. I have been
walking around the neighborhood and I have found the decoration of the houses
on our street. There are
pumpkins, ghosts, possessed swinging girls or skeletons dangling from a hook on
doors. There are members of
bodies with droplets of blood and more pumpkins. I was so irritated that I have decided
to come back home.
*****
I have been standing for two hours in
front of my house. It is empty. It is dark and the only thing I can
hear comes from outside. Whistles, dogs barking and people yelling someone's
name, I fail to distinguish who. My
house is also decorated and it's getting on my nerves. I think I am going to take this happy
pumpkin with its imperfect smile that my sister drew and I am going to throw it
away into the woods or maybe I am going to throw it and sink it under the pound... But then, I discover a
piece of paper that someone has hung on the door. It is a picture of a thirteen year old
boy wearing a Barcelona
shirt. I guess I need to go on a walk
and digest it all. Maybe I address
to the pound again. This is my
favorite place, the only place where my ideas are better clarified. I stand up and I hear a pop, like the
sound of broken glasses. I put my
hand to my back pocket and pull out my old lantern. It is broken, soaked and covered in
mud.
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